Energía que pinta bien

Frente al agotamiento y consecuente encarecimiento del petróleo y la preservación del medio ambiente, hace tiempo se están utilizando energías alternativas como la solar. Su implementación en diferentes lugares del mundo ha sido dispar, dado la situación económica, social y cultural de cada lugar.

En Argentina, el uso de calefones solares por pobladores de zonas alejadas de las ciudades, donde no llegan los servicios básicos como el gas y la luz, como así también por casas particulares e instituciones.

Frente al agotamiento y consecuente encarecimiento del petróleo y la preservación del medio ambiente, hace tiempo se están utilizando energías alternativas como la solar. Su implementación en diferentes lugares del mundo ha sido dispar, dado la situación económica, social y cultural de cada lugar. En Argentina, el uso de calefones solares por pobladores de zonas alejadas de las ciudades, donde no llegan los servicios básicos como el gas y la luz, como así también por casas particulares e instituciones, constituye una alternativa viable.

En el marco del abordaje de esta problemática, docentes y alumnos del prestigioso Colegio Nacional “Rafael Hernández” de la UNLP, han encarado desde 2011 un proyecto de extensión universitaria que tiene como finalidad aumentar el rendimiento energético de estos dispositivos solares mediante el uso de superficies selectivas ubicadas en el colector solar del calefón, formadas por materiales que presentan alta absorción en el espectro solar y una baja emisión térmica en el infrarrojo. Las pinturas selectivas representan la alternativa más económica y están compuestas por partículas, uniformemente distribuidas en una matriz, que es depositada sobre el sustrato metálico.

“La meta de este proyecto consiste en promover el trabajo colaborativo, los estudios superiores y la creación de soluciones técnicas económicas para  generar energías en zonas geográficas que la necesitan. El proyecto, que culminó el 3 de septiembre de 2014 con la inauguración del colector solar que proveerá de agua caliente a la escuela rural Nº 15 de la localidad de Ranchos en la provincia de Bs. As., es el disparador principal del propuesto para el próximo período lectivo”, detalla el Lic. Diego Peña, ex profesor y actual coordinador de proyecto impulsado desde el Colegio Nacional.

Por supuesto, Peña no está solo en este emprendimiento pedagógico y social: cuenta con un equipo integrado por Valeria Gasco,  profesora de Química, coordinadora del Área de Química y co-directora de este proyecto, el coordinador docente Ramón Fernández Urretaviscaya; Ing Carlos Toledo, profesor de la Escuela Técnica Nº 3 de Los Hornos que con sus alumnos construyeron los colectores solares; Roberto Romagnoli, director del Centro de Investigación en Tecnología de Pinturas (CIDEPINT); Mateo Páez, también del CIDEPINT, que colaboró con la
elaboración y pintado del calefón, la Ing. María Celeste Gardey docente de la Universidad Tecnológica de Mendoza que desarrolló la técnica de preparación de los cristales de óxido de cobalto y el Centro de Investigación en Ciencias Aplicadas (CINDECA) que colaboró con la caracterización de los pigmentos obtenidos.

En su encuentro con Extensionistas, Peña se introduce en el tema a partir de un marco que va mucho más allá de las fronteras de nuestra ciudad: “En nuestra realidad latinoamericana nos encontramos con una gran proporción de pobladores rurales, pobres, sin acceso a las pautas dignas y elementales para el desarrollo óptimo de sus vidas. Aislados de los circuitos mercantiles energéticos, dispersos en sus vastos territorios, no tienen acceso a las mismas posibilidades que los pobladores urbanos, y quedan así en un estado de marginación social que urge revertir”.

Vale señalar que el trabajo de extensión tuvo tres etapas: en la primera (2011), participaron 13 alumnos y consistió en un relevamiento de la situación energética del país y en especial de las energías alternativas hasta el año 2007. En la segunda (2012), participaron 21 alumnos y se obtuvieron los cristales de óxido de cobalto en el laboratorio del colegio que fueron la base para preparar la pintura que se aplicó en los colectores solares (se realizó con el aporte de un subsidio de la Secretaría de Extensión de la UNLP). La tercera, (desarrollada entre 2013 y 2014), fue la construcción del colector solar construido por docentes y alumnos de la Escuela Técnica Nº 3 de Los Hornos (La Plata), que se concretó con el aporte de la Fundación Argentina de Nanotecnología (FAN). En el 2015 participan de este nuevo proyecto 16 alumnos y 3 exalumnos que participaron en la segunda etapa y que hoy cursan sus carreras universitarias en nuestras facultades.

Peña cuenta que a pesar de ser difusa, la energía solar resulta muy útil, ya que puede ser empleada en una forma no demasiado costosa para múltiples finalidades. “Quizá, la más conocida sea la calefacción solar doméstica, no obstante ésta puede emplearse también en la generación de agua caliente para hogares, piscinas, hospitales, hoteles e industrias, como también en equipos y estaciones de comunicaciones (teléfonos de emergencia en las rutas, repetidores), entre otros casos”, cuenta.

Sobre los inicios de esta línea de acción extensionista, el director de esta propuesta pensada y desarrollada desde un colegio de enseñanza media de la UNLP recuerda que al comprobar una muy buena respuesta por parte de los alumnos en el marco de la primer convocatoria, que se implementó junto al Instituto Nacional de Ciencias Aplicadas de Lyon, Francia, entendieron que debían avanzar aún mucho más. “Pasamos por las aulas invitando a los alumnos a participar en contra turno… Para nuestra sorpresa, se anotaron 21 alumnos”. Y agrega: “Nuestra propuesta tiene una base científica, pero el objetivo es mayoritariamente social: concientizar a los chicos que en las condiciones en las que estudian unos y otros no son las mismas. Por eso, nuestro pequeño aporte es hacer que esas condiciones sean un poquito mejor”.

Por ejemplo, nos pasó que fuimos a ver dónde colocábamos el dispositivo, entramos al aula (que es una sola aula para todos los alumnos), hacía más frío adentro que afuera. Terminamos dándonos cuenta que lo que necesitaban era calefaccionar. Tal es el sentido de identificación de los chicos que muchos no tienen orientación en exactas sino en sociales, es por eso que el sentimiento va más por la parte social. Son actores en un rol activo”.

Por su parte, Romagnoli especifica que “desde la perspectiva de un centro de investigación es interesante constatar de qué manera todo lo que haces en el laboratorio guarda una dimensión social. A veces, está muy lejos lo que se investiga de las necesidades de las personas. Y esto constituye un acercamiento muy grande entre la investigación y la necesidad social. Es importante que no nos quedemos en los papers. Y también resalto la muy buena interacción que hubo entre todos, muy buena camaradería, muy buena predisposición a trabajar en conjunto. Diego Peña lo ha coordinado muy bien y me parece que eso también es importante. Complementarse las distintas instituciones para concretar un proyecto de esta envergadura”.

Romagnoli cuenta que la bibliografía disponible sobre este tipo de pinturas es bastante confusa “porque nadie quiere dar a conocer los secretos. Lo que generamos con la gente del CIDEPINT, fue develar los secretos y disponerlos de una manera entendible para que puedan ser comprensibles”.

Sobre las expectativas de crecimiento del proyecto, Peña responde: “Yo creo que fuimos aprendiendo sobre los errores. Lo que pasa es que sentimos que siempre vamos un paso atrás. Por ejemplo, hoy no conseguimos un lugar donde colocar los paneles solares. Después nos sucede que nos falta dinero. Creo que lo más importante de esto es la movilización que lográs con los alumnos”. A modo de ejemplo de cierre, Peña cita el caso de un alumno, de  un rendimiento tan bajo en Química que se había llevado la materia a marzo y hoy es uno de los más entusiastas del equipo.

 

Fuente: http://www.extensionistas.unlp.edu.ar/articulo/2015/12/1/colectores_solares