“Promoción CXXXII, no les digo adiós sino hasta pronto porque nadie se va para siempre del Colegio Nacional”

Para comenzar quiero expresar mi solidaridad y la del equipo que me acompaña en la gestión, con los estudiantes y sus familiares que han padecido COVID y muy especialmente con quienes han perdido algún ser querido víctima de esta Pandemia. 

Hoy, más que nunca, entiendo lo que significa para ustedes este acto porque para mí también es una despedida. Este es mi último discurso como directora ante una promoción que hoy deja nuestro querido Colegio Nacional.

Cuando ustedes ingresaron hacía ya dos años que me encontraba al frente de esta emblemática institución. Cada uno de los días que pasé en sus aulas, corredores, patios fueron, como para ustedes, días de aprendizaje, de compañerismo, de desafíos, de amistad, de compromiso. Porque como siempre digo, el Colegio los nutre y los desafía intelectualmente pero a la par, y tal vez sea la labor más importante de quienes tenemos la responsabilidad de acompañarlos en su proceso de formación, los forja como personas. Y en esto no les quiero quitar mérito a sus familias pero llegan al colegio siendo muy chicos y es en estas aulas donde ensayan sus primeros pasos como seres independientes, capaces de tomar sus propias decisiones, de expresar libremente sus ideas, de trabar lazos de amistad con sus pares, de valorar la palabra de sus profesores y, seis años más tarde, los vemos partir, listos para enfrentar el mundo que los espera.

Todo cierre de ciclo invita a un balance. Permítanme referirme brevemente a algunas de las principales iniciativas que dan cuenta de lo realizado durante los ocho años en los que estuve al frente de esta querida institución.

Nadie ignora que el Colegio está sometido a los avatares de la vida y a principios del 2020, nos sorprendió un suceso inédito: la Pandemia. En tan solo 15 días, tuvimos que pasar de la presencialidad a la virtualidad. Nos sumergimos de lleno en un mar de incertidumbres. Solo veíamos con claridad un único horizonte: nuestros estudiantes no podían perder contacto con la escuela. Muchas veces hablar de “comunidad educativa” suena a frase hecha pero, en nuestro caso, fuimos –y somos- una verdadera comunidad educativa. Trabajamos incansablemente, codo a codo, para que nuestros estudiantes se mantuvieran conectados con la escuela. Tuvimos que lidiar con un sinfín de situaciones, de realidades muy disímiles dada la heterogeneidad de nuestro alumnado. Hubieron aciertos y errores. Era muy difícil tomar decisiones inmersos en una realidad tan cambiante. Siempre supimos que la educación en casa no era ni podía ser la escuela. Estamos convencidos de que el aula es irreemplazable. Hoy, a casi dos años del inicio de la Pandemia podemos decir que, poco a poco, hemos ido recuperando aspectos centrales para nuestro desenvolvimiento aunque no podamos hablar de “normalidad”.

Quiero aprovechar esta oportunidad para hacer público mi agradecimiento a quienes hicieron posible la continuidad del proceso educativo: al equipo de gestión, a los docentes, preceptores, no docentes, a las autoridades de la Universidad y, fundamentalmente, a las familias por su comprensión, apoyo y acompañamiento. A todos ¡gracias!

Sin duda la Pandemia ha ganado el centro de la escena en los últimos meses. Sin embargo, quisiera repasar algunos hechos importantes vinculados a la gestión en estos últimos años. Entre ellos podemos destacar la creación del Bachillerato en Saneamiento y Gestión Ambiental, desarrollado en conjunto con la Facultad de Ingeniería. Una experiencia educativa innovadora que impulsa un nuevo perfil de bachiller. Recientemente, hemos recibido en comodato un predio en Gonnet para la construcción de un edificio propio. Queremos agradecer muy especialmente a la Fundación Florencio Pérez su gesto hacia el nuevo Bachillerato que se hace extensivo a nuestra Universidad.

La articulación entre el Ciclo Superior y distintas facultades ha sido un trabajo que hemos venido desarrollando con éxito para que nuestros estudiantes refuercen sus lazos con la vida universitaria. Muchos de ustedes han tenido la posibilidad de cumplir con los cursos de ingreso a distintas carreras durante la cursada regular.

La incorporación a la currícula escolar de temáticas actuales vinculadas a problemáticas ambientales, a los derechos humanos y a los derechos en general de niños, niñas y adolescentes. Los talleres de Educación Sexual Integral tanto para el Ciclo Básico como para el Superior. El abordaje de  “cuestiones de género” para crear conciencia y erradicar la violencia hacia las mujeres.

Procuramos mantener una variada oferta de capacitación para nuestros docentes, muchos de los cuales se han incorporado recientemente al Colegio mediante las regularizaciones y la sustanciación de concursos.

En este mundo globalizado el Colegio mantiene relaciones de colaboración con instituciones de otros países. Se han concretado experiencias de intercambio con colegios de Uruguay. Lamentablemente, la Pandemia ha frustrado el viaje que un grupo de estudiantes tenía previsto al Lycée Henri IV, en París. Queremos reconocer el esfuerzo realizado así como agradecerles haber dado el puntapié inicial para la concreción de este programa que sigue vigente.

La recuperación del patrimonio histórico que hoy está exhibido en una sala del Colegio, la organización del archivo documental, su puesta en valor y digitalización han sido tareas que reconstruyen nuestro pasado para las generaciones futuras.

En estos ocho años hemos realizado varias remodelaciones edilicias pero, sin duda, la que se destaca es la puesta en valor del Salón de Actos y el inicio de la construcción de un anfiteatro en uno de los jardines del frente del Colegio.

Podríamos seguir con esta enumeración pero, en lo personal, creo que lo más importante es llegar al final de una gestión con la satisfacción de haber realizado un aporte al Colegio, entendiendo que una institución es mucho más que las personas que en algún momento de su historia la transitamos.

El Colegio Nacional nació como un proyecto de avanzada y en sus 136 años de vida se constituyó en un referente indiscutido de la educación pública, inclusiva, gratuita y de calidad. Ese es el espíritu con el que nació y que mantiene vivo hasta el día de hoy porque ese es el espíritu de nuestra universidad. Quiero agradecer, muy especialmente, el acompañamiento permanente de las autoridades de la Universidad Nacional de La Plata, a su presidente, Fernando Tauber, así como a los Vicepresidentes del Área Académica, Martín López Armengol y del Área Institucional, Marcos Actis. 

Bachilleres, hoy es su día. Llegó el momento de dar ese tan ansiado paso. Durante seis años los hemos visto crecer y definir sus vocaciones. Hemos trabajado para fomentar en ustedes un espíritu crítico y reflexivo. Saben que las puertas de este Colegio siempre estarán abiertas para cuando deseen volver. Muchos regresan como profesores, otros como preceptores o como invitados, cuando generosamente se acercan a compartir sus experiencias de vida con nuestros alumnos y entonces ven en las caras de esos chicos las propias y las de sus compañeros que alguna vez con la misma curiosidad escucharon lo que otros egresados tenían para contarles.

En esta época del año son muchísimos los graduados que se acercan a celebrar un aniversario y a repetir aquellas fotos de hace 15, 25 o 50 años en la escalinata central o en las aulas ocupando los lugares que aún recuerdan. Y cuando los recibimos vemos cómo, por un momento, vuelven a ser los jóvenes de entonces.

Borges eligió Ginebra como última morada porque allí había pasado sus años más felices, los del secundario. Personalidades exitosas y con una vida tan prolífica con Sábato o Favaloro, siempre volvían en sus recuerdos a los años vividos en nuestro Colegio. Y es que, a diferencia de lo que sucede con muchos hechos de nuestras vidas, el tiempo en lugar de difuminarlos solo logra amplificar los recuerdos de esta época tan especial.  

A nosotros solo nos queda augurarles lo mejor porque nos guía el convencimiento de que tienen las herramientas necesarias para iniciar una nueva etapa de sus vidas.

Es curioso lo que ocurre con los egresados del Colegio Nacional: siempre vuelven y lo hacen envueltos en una mística que se traduce en un sentimiento compartido por todos los egresados a los que hoy se suman ustedes.

Los despido con las palabras con las que suelo despedir a quienes se gradúan: Promoción CXXXII, no les digo adiós sino hasta pronto porque nadie se va para siempre del Colegio Nacional.