Pedro Henríquez Ureña

«Fue un espíritu de síntesis, que ansiaba armonizar el mundo de la razón con el de la inspiración irracional, el universo de la ciencia con el de la creación artística. Su síntesis de individuo y universo, de razón y emoción, de originalidad y tradición, de concreto y abstracto, de hombre y humanidad, es evidente en toda su obra. No era un eclético; era un romántico que quería el orden, un poeta que admiraba la ciencia»

Ernesto Sábato sobre Pedro Henríquez Ureña.


Pedro Henríquez Ureña nació el 29 de junio de 1884, en Santo Domingo, República Dominicana. Antes de arribar a la Argentina, en el año 1922, invitado por la Universidad Nacional de La Plata para dar una conferencia sobre Utopía de América, recorrió varios países donde se formó y nutrió su pensamiento.

En 1905, parte rumbo a México donde participó en el Ateneo de la Juventud para trabajar por la cultura y el arte. Entre 1915 y 1920, vivió en Estados Unidos, donde se desempeñó como corresponsal periodístico en Washington y New York y dictó clases en la Universidad de Minnesota. Visitó Cuba, para luego emigrar a España donde completó sus estudios doctorales.

Ya en el año 1924 se asentó en Argentina y comenzó a dar clases en nuestro Colegio. En sus días en el CNLP supo inspirar a estudiantes y personalidades destacadas como profesor de Literatura de varias generaciones. El mismo Ernesto Sábato escribió, en 1973, Pedro Henríquez Ureña: ensayo y antología, publicado por el Ministerio de Cultura y Educación de la Nación. Sábato solía narrar una anécdota cuando hablaba de su maestro: Un día en que lo vio cargado con pruebas escritas de adolescentes alumnos del Colegio Nacional, Sábato le preguntó: “Maestro, ¿por qué pierde el tiempo en eso?”. Y él le contestó: “Porque entre los alumnos puede haber un futuro escritor”.

Una vez instalado en la ciudad e inserto en la Universidad Nacional de La Plata, entabló una estrecha relación con Alejandro Korn, José Luis Romero y Ezequiel Martínez Estrada. 

Su participación en la revista Sur de Victoria Ocampo, donde escribió veintidós artículos además de integrar el Consejo de Redacción, lo llevó a vincularse con personalidades destacadas del mundo de las Letras como Jorge Luis Borges, Alfonso Reyes, Jules Supervielle, José Ortega y Gasset, Drieu La Rochelle y Eduardo Mallea. Jorge Luis Borges, quien escribió junto a Henríquez Ureña Antología clásica de la literatura argentina, lo evocó en reiteradas oportunidades:

Yo tengo el mejor recuerdo de Pedro (…) él era un hombre tímido y creo que muchos países fueron injustos con él. En España, sí lo consideraban, pero como indiano; un mero caribeño. Y aquí, creo que no le perdonamos el ser dominicano, el ser, quizás mulato; el ser ciertamente judío -el apellido Henríquez, como el mío, es judeo-portugués-.

Su paso por el Colegio Nacional “Rafael Hernández” inspiró no solo a aquellos estudiantes que amaban las Letras sino también a quienes reconocieron en él a un gran humanista, tal es el caso del Dr. René Favaloro, quien fuera su alumno y le dedicara un libro de su autoría Don Pedro y la Educación (1994), en el que reconoce su destacada labor en nuestras aulas.

Pedro Henríquez Ureña, cuyo busto custodia el patio de sol, dedicó veintidós años de su vida a la docencia en nuestro Colegio, desde 1924 hasta su fallecimiento, el 11 de mayo de 1946.