René Favaloro

A mi entender lo que más debe preocuparnos es volver a despertar en los niños y en los adolescentes los valores esenciales, sin los cuales poco importa su capacitación técnica o profesional. Es indudable que la única manera posible es por medio de una sólida formación humanística. 

Don Pedro y la Educación. René Favaloro. 


 

René Gerónimo Favaloro nació el 12 de julio, en la ciudad de La Plata. Creció en las calles del barrio El Mondongo, en donde aprendió a amar los colores azul y blanco. Proveniente de una familia humilde, de padre carpintero y madre modista, fue el mayor de los hermanos.

Cursó sus estudios primarios en la Escuela 45 y, en el año 1936, ingresó al Colegio Nacional de La Plata, de donde egresó en 1941. Durante sus años como estudiante tuvo maestros de la talla de Ezequiel Martínez Estrada, de quien recibió una profunda base humanística y a quien homenajeó bautizando con su nombre la biblioteca de la Universidad Favaloro y a Pedro Henríquez Ureña, a quien retratará en su libro Don Pedro y la Educación.

Como premio a su esfuerzo y a sus méritos, al egresar como bachiller lo nombraron celador del Colegio Nacional. Consideraban que su aplicación y su comportamiento ejemplar, servirían de estímulo a otros estudiantes.

Tal como se señala en su recientemente digitalizado legajo, una pieza de gran valor que atesora nuestro Colegio en su Archivo Histórico: Este cargo se gana por el propio esfuerzo y es una ayuda que se ofrece a los estudiantes distinguidos para facilitarle la prosecución de sus estudios.  

En el año 1942, ingresó a la Facultad de Ciencias Médicas para egresar en 1949, con una tesis, también digitalizada recientemente por el Archivo Histórico de la UNLP, sobre el íleo. Realizó su residencia en el Hospital Policlínico “General San Martín” de nuestra ciudad, ubicado en el barrio que lo vio nacer.

En 1950, al finalizar esta etapa de su formación, se mudó junto a su hermano Juan José al pueblo pampeano de Jacinto Aráuz. Si bien había asumido un reemplazo temporario como médico, al llegar se propuso modernizar el centro asistencial, tarea de la que se encargó personalmente no solo incluyendo nuevas camas sino también enseñando pautas esenciales de cuidado de la salud y de prevención de enfermedades. Durante su estadía logró reducir la desnutrición, las infecciones en los partos y la mortalidad infantil. También creó un banco de sangre, tomando muestras a los habitantes del lugar para recurrir a ellas durante emergencias.

A propósito de su vida como médico rural, René Favaloro diría: Estuve doce años como médico rural en Jacinto Aráuz, La Pampa, donde aprendí el profundo sentido social de la vida. Sin compromiso social, mejor no vivir.

En 1962, luego de esta experiencia que lo marcaría para toda su vida, viajó a Estados Unidos con el propósito de profundizar sus estudios en cirugía coronaria en la Cleveland Clinic, en Ohio. Allí se desempeñó como residente y, años más tarde, como miembro del Departamento de Cirugía Torácica. Es en este lugar donde revolucionará el mundo de la cirugía cardiovascular cuando, el 9 de mayo de 1967, opere con éxito a una mujer de 51 años, utilizando una técnica que él mismo desarrolló: el bypass coronario. Esta innovación no sólo ayudaría a salvar millones de personas sino que, además, mejoraría sustancialmente la calidad de vida de los pacientes.

Convencido de su deseo de impulsar la investigación en Argentina y de la necesidad de formar profesionales capaces y comprometidos, regresó a nuestro país en 1971. Su carta de renuncia a la Cleveland Clinic da cuenta del profundo compromiso que sentía con su patria: “Una vez más el destino ha puesto sobre mis hombros una tarea difícil. Voy a dedicar el último tercio de mi vida a levantar un Departamento de Cirugía Torácica y Cardiovascular en Buenos Aires. (…) El propósito principal es desarrollar un Departamento bien organizado donde pueda entrenar a cirujanos para el futuro. Créame, yo seré el hombre más feliz del mundo si puedo ver en los años por venir una nueva generación de argentinos que trabajen en distintos centros del país resolviendo los problemas a nivel comunitario y dotados de conocimientos médicos de excelencia.”

Desde su regreso trabajó incansablemente para cumplir este objetivo. En 1975, creó la Fundación Favaloro; en 1992, el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular y en 1998, la Universidad Favaloro, donde formó a centenares de residentes provenientes de diversos lugares tanto de Argentina como de América Latina.

Fue miembro de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas –CONADEP-; de Société Internationale de Chirurgie American College of Surgeon; de la Asociación Médica Estadounidense; de la Academia Nacional de Medicina y de la American Heart Association.

A lo largo de su carrera recibió innumerables distinciones internacionales tales como la Orden del Perú en 1973; la Gran Oficial de la Orden al Mérito de la República Italiana en 1978 y el Premio Internacional Canadá Gairdner en 1987, entre otros.

Su trabajo se asentó sobre la docencia y la defensa del derecho a la educación de calidad. Ferviente defensor de la educación pública, comprometido con su lugar y su tiempo, su vocación, su humildad y su compromiso social continúan hoy alumbrando el camino de quienes, siguiendo su ejemplo, se encuentran abocados al descubrimiento de nuevos hallazgos para mejorar la vida de los demás.

En su honor, el 12 de julio, se celebra el Día de la Medicina Social.