El sable corvo del General San Martín: símbolo libertario

“El sable de San Martín -de 92 centímetros de largo, incluyendo la empuñadura- es de origen arábigo. Es un sable persa, con características muy específicas que no dejan dudas sobre su origen. Posee una curvatura irregular, pues la hoja comienza con un tramo recto y se curva casi sobre la mitad del sable y esa curvatura hace necesario que la vaina cuente con una ranura porque, de lo contrario, el sable no podría entrar ni salir de la vaina. Está confeccionado con un acero damasquino, de alta aleación de carbono, que genera hojas muy resistentes, con gran capacidad de corte y que infringen graves daños en el adversario. Otra particularidad es que la hoja original tiene al menos un siglo más que la vaina, y que ésta no es de origen persa”, especificó el Dr. Miguel Ángel Digilio, estudioso de la vida del General San Martín. “Estos tipos de sables son livianos (900 gramos entre hoja y empuñadura de ébano y 700 gramos la vaina) y mucho más fáciles de manipular en la lucha a caballo, tan es así que reemplazaron a los sables rectos. 

En rigor, las primeras armas de la caballería fueron las lanzas, pero se perdían al atravesar un contrincante en combate y, con el tiempo, se reemplazaron por los sables rectos, que además de su penetración por el extremo, se caracterizaban por el poder de corte en toda la hoja.Sin embargo, su longitud y peso, hacían que se soltaran de la mano del jinete en los combates. Entonces San Martín, a semejanza del sable corvo que había adquirido para él en 1811, en Londres, diseñó los denominados latones para su Regimiento de Granaderos a Caballo, que son sables más cortos y livianos”, describió el experto. 

En el Templo Masónico -declarado patrimonio histórico, cultural y arquitectónico de la ciudad- se exhibieron las réplicas de los sables de José de San Martín, Manuel Belgrano, Martín Miguel de Güemes y Guillermo Brown, entre otros objetos, piezas muy bien logradas en la forma y los detalles, del mismo tamaño y peso que las originales. Desde luego, las réplicas no tienen las abolladuras, cachaduras y rayones de los sables usados en los campos de batalla.

Para finalizar, el Dr.Digilio señaló que después de rigurosos estudios se confirmó que el sable corvo que hoy se exhibe en el Museo Histórico Nacional es el original empuñado por San Martín en su gesta libertadora. “Nuestro aporte es insistir con estas actividades culturales, acercando una y otra vez a los ciudadanos esos valores y principios permanentes que rigieron la vida de estos notables prohombres a lo largo de las campañas por la emancipación”, concluyó el especialista.

La charla de formación histórica, estuvo destinada a alumnos de 4º y 5º año del turno mañana, de 3º año del turno tarde y a los dos 1º del turno vespertino.