“Es imposible despedirlos porque ya son parte de la historia de este querido Colegio Nacional”

Este es mi primer discurso en un acto académico como directora del colegio y es por eso que quiero decirles que entiendo muy bien lo que sienten estando allí, sentados, en esas sillas, ya que yo estuve en este mismo patio acompañada de mi promoción, esperando mi diploma y despidiéndome de nuestro querido colegio. Es por eso que tengo la certeza de poder decirles que el Colegio tiene esa magia, esa mística y pertenencia como nos gusta decir a quienes pasamos por sus aulas, que lo hace ser siempre parte de nuestra identidad y que, a partir de hoy, ustedes se suman a la extensa nómina de egresados que sin importar por qué caminos los lleve la vida, siempre serán compañeros de promoción y ex alumnos del Colegio Nacional.

Como ustedes saben la elección del director, en nuestros colegios del sistema de pregrado de la UNLP, se realiza por votación. Quiero aprovechar esta oportunidad para agradecer muy especialmente a mis colegas por la confianza que han manifestado en las urnas y por el compromiso con el que profesores, preceptores y no docentes, llevan adelante su labor diaria. Sin la colaboración y la responsabilidad con la que todos asumen su tarea, poner en marcha este Colegio que los espera cada día con sus puertas abiertas sería imposible. A todos ¡gracias!

 Año a año, este patio se tiñe de azul y blanco. Cada promoción sintetiza con una frase aquello que el colegio representa para ella. Una tradición que comenzó en mil novecientos ochenta y dos y que se mantiene viva desde hace 40 años.

Este febrero, la leyenda “hacerlo inolvidable”, nos acompañó durante todo el ciclo escolar. Y cómo no hacer inolvidable cada momento vivido en este querido colegio

Hace seis años, cuando los recibimos, muchos de ustedes se veían asustados, otros expectantes, algunos conocían el Colegio por lo que sus abuelos, padres o hermanos les habían contado. Cada inicio de ciclo escolar es un nuevo desafío para quienes sabemos que sus familias nos han confiado algo tan importante como su educación. Y es por eso que nos surgen preguntas: qué debemos enseñarles, cómo prepararlos para el futuro, qué herramientas debemos proveerles para un mundo que cambia a un ritmo mucho más acelerado del que la escuela se puede permitir. Asumir la responsabilidad de educar, pararse frente a un grupo de estudiantes y enseñar nos obliga a reflexionar constantemente.

Si alguna certeza tenemos es que, a pesar de todas estas cuestiones, desde su aparición, la escuela tal como la conocemos, no ha podido ser reemplazada. Sin duda, continúa siendo el mejor lugar para garantizar el acceso igualitario al conocimiento. De esto estamos convencidos. Pero, en la misma medida, creemos que es indispensable formar personas críticas, con capacidad de reflexión, capaces de actuar frente a las distintas alternativas que les vaya presentando la vida y de gestionar en escenarios que cambian a un ritmo nunca antes visto por la humanidad. Conocimiento, valores y herramientas para operar sobre la realidad: ese es nuestro desafío. A esto se suma un gran compromiso: queremos educar ciudadanos respetuosos de las instituciones y de los demás, solidarios, cuyos valores democráticos sean los que guíen la construcción de un país mejor y una sociedad más justa.

En ustedes está nuestro futuro. Es imposible pararse todos los días frente a 1800 jóvenes sin estar convencida de que ustedes son el futuro y de que ese futuro será, sin duda, mejor que el mundo que nosotros, sus mayores, les legamos.

Quiero aprovechar, también, esta oportunidad para agradecer el acompañamiento de sus familias, muchas de las cuales están hoy aquí. Existe un pacto tácito entre las familias y la escuela. Somos conscientes de que confían en nosotros su educación formal pero es más que eso. Al elegir nuestro Colegio están optando por la educación pública, por una escuela permeable a las problemáticas sociales, que asume la  diversidad, en el marco de la defensa de los derechos. Estoy convencida de que sin la colaboración de sus núcleos familiares muchas trayectorias escolares se hubieran visto frustradas. Y este acompañamiento ha sido esencial, particularmente a partir de marzo de dos mil veinte, cuando una situación sin precedentes nos obligó a modificar nuestra vida de manera radical y, desde ya, nuestras prácticas docentes. En medio de un mar de incertidumbres solo una cosa teníamos en claro y era que, a pesar del aislamiento al que nos obligaba la Pandemia, no podíamos permitir que ustedes perdieran contacto con la escuela. Y hoy están aquí. Lograron superar un obstáculo inédito, cuyos alcances y consecuencias no se podían prever. Es por eso que, una vez más, quiero agradecerles el esfuerzo realizado por cada uno de ustedes en esos tiempos difíciles y a sus familias, el apoyo que nos hicieron sentir. No puedo dejar de expresar mi solidaridad y la del equipo que me acompaña en la gestión, con los estudiantes y sus familiares que han perdido algún ser querido víctima de la pandemia. También, agradecer a los profesionales de la salud de nuestra ciudad y de nuestro país por su esfuerzo y compromiso diario.

El Colegio Nacional nació hace 137 años como un proyecto de avanzada. Hoy, constituye un referente indiscutido de la educación pública, inclusiva, gratuita y de calidad. El espíritu con el que nació es el que mantiene vivo hasta la actualidad porque ese es el espíritu de nuestra universidad. Quiero agradecer, muy especialmente, el acompañamiento permanente de las autoridades de la Universidad Nacional de La Plata, a su presidente, Martín López Armengol, así como a los Vicepresidentes del Área Académica, Fernando Tauber, y del Área Institucional, Andrea Varela. Nos sentimos orgullosos de formar parte de esta universidad que nos acompaña en la implementación de experiencias educativas innovadoras, tal como la creación, en conjunto con la Facultad de Ingeniería del Bachillerato en Saneamiento y Gestión Ambiental. Esta experiencia, inédita en el ámbito de la escuela media en nuestro país, tendrá su propia sede, gracias a la Fundación Florencio Pérez, que nos ha cedido un predio en Gonnet.

Por otro lado, la articulación entre el Ciclo Superior preuniversitario y distintas facultades ha sido un trabajo que hemos venido desarrollando con éxito y que continuaremos profundizando.

La incorporación a la currícula escolar de temáticas actuales tales como las vinculadas a problemáticas ambientales, a los derechos humanos y a los derechos en general de niños, niñas y adolescentes es otra de las tareas desarrolladas. A esto sumamos los talleres de Educación Sexual Integral (ESI) tanto para el Ciclo Básico como para el Superior.

El Colegio ha abordado las cuestiones de género en su amplio espectro, trabajando para crear conciencia y erradicar las violencias hacia las mujeres. Podemos decir, con mucho orgullo, que este año, la totalidad del plantel docente y no docente del Colegio se encuentra capacitado en la Ley Micaela, a la que adhiere nuestra Universidad.

La sustanciación de concursos tanto docentes como no docentes, y las regularizaciones, constituyen una política prioritaria que se viene llevando adelante y que continuaremos para dar seguridad laboral a quienes trabajan en el Colegio.      

En el mundo globalizado en que vivimos, creemos indispensable que nuestros estudiantes estén conectados con otras realidades. Este año, se concretó una experiencia de intercambio con en el Lycée Henri IV (ANRÍ CATRE). Asimismo se realizó una experiencia piloto de intercambio virtual con el “Newton North” High School de Massachusetts.

La extensión universitaria es otra de las líneas de trabajo que venimos intensificando ya que la entendemos como una instancia de compromiso vincular con la comunidad. Es digno de destacar el número de proyectos de extensión con los que cuenta el Colegio Nacional, dado que no es habitual este tipo de proyectos en la escuela media.

Asimismo, creamos la coordinación de Arte para potenciar las actividades de nuestro taller de teatro, del coro y el ensamble musical del Colegio y de nuestro espacio de arte.

La conservación y puesta en valor del Colegio es una tarea permanente para la que contamos con el acompañamiento de presidencia de la Universidad así como con la colaboración de la Asociación Cooperadora. Quiero agradecer muy especialmente a aquellas familias y ex alumnos que todos los meses colaboran con la Cooperadora del Colegio. Su contribución es muy importante para toda la comunidad educativa. 

Bachilleres, llegó el momento de dar ese tan ansiado paso para el que los hemos estado preparando durante seis años. Pero no puedo despedirlos sin hacer una mención especial. A veces la vida nos enfrenta a situaciones inexplicables. Francisca Alegre Fontán, Frana, es parte de esta promoción y digo ES porque siempre estará viva en ustedes y en sus recuerdos del Colegio Nacional. En ese lugar, Francisca siempre va a ser un ejemplo de valentía, perseverancia, amor y amistad. Sin duda, nos ha dejado mucho más de lo que se llevó. Agradezco muy especialmente a sus padres y familia que hoy están aquí, acompañándolos.

Por último, quiero decirles que las puertas de este Colegio estarán siempre abiertas para cuando deseen volver porque siempre regresamos. Tenemos en común las ganas de volver a cruzar la puerta de entrada, transitar por el hall, subir la escalera central o visitar la última aula en la que estuvimos.

Siempre nos enorgullece recordar que por nuestras aulas centenarias pasaron Julieta Lanteri, Pedro Henríquez Ureña, Ernesto Sábato, Sergio Karakachoff, René Favaloro, Julio Palmaz, Arnaldo Orfila Reynal, Humberto Fabris, Ezequiel Martínez Estrada, Rafael Arrieta, Pedro Palacios, Enrique Anderson Imbert, Federico Moura, Lido Iacopetti, Eithel Orbit Negri, Federico “Pancho” Ciappa, y tantos, tantos otros que uno siempre es injusto cuando nombra a algunos de ellos porque es inevitable dejar a tantos profesores destacados y ex alumnos fuera de esta nómina. Pero quiero que sepan que cuando los evocamos no lo hacemos con ánimo de citar nombres ilustres, como si se tratara de completar un medallero sino que lo que queremos es que vean que otros jóvenes estudiantes como ustedes, que pasaron por las mismas aulas que ustedes ocuparon durante seis años pudieron cumplir sus sueños. Todos ellos tenían algo en común: su amor por el colegio que no se privaron de manifestar públicamente ni de volver cada vez que pudieron. Ellos deben ser su inspiración. Ellos les están diciendo que es posible alcanzar sus sueños.

Promoción 133, solo me resta desearles lo mejor porque nos guía el convencimiento de que tienen las herramientas necesarias para iniciar una nueva etapa de sus vidas. Hemos puesto un gran empeño al educarlos, al acompañarlos estos años que han vivido en el colegio y es por eso que estamos convencidos de que lo harán bien.

Hoy no quiero decirles adiós, el adiós es demasiado definitivo. Elijo decirles hasta pronto porque esta es su casa y aquí estaremos para cuando deseen volver. Es imposible despedirlos porque ya son parte de la historia de este querido Colegio Nacional.

Promoción 133 hoy es su día, y ya puedo decirles que siempre serán Bachilleres 2022.

Apropiándome de sus palabras: Hagámoslo inolvidable